*Por Viviana Garcés-Vargas

Cuando me toque a mi:
Cuando me toque a mi, no quisiera que mamá sufra. Ya algunas veces me ha dicho qué haría si yo enfermara, no lo soportaría.
Cuando me toque a mí, no quisiera terminar en una fosa común, no, ¡por favor!
Cuando me toque a mi, quisiera terminar en paz y no en una gran funda negra, confundida con cientos de cuerpos que no pidieron ser apilados en una morgue hospitalaria.
Cuando me toque a mí, no quisiera ver aves de rapiña, los guaraguaos nunca me han agradado.
Cuando me toque a mi, desearía al menos un representante de mi familia pueda derramar un par de lágrimas, despidiéndose de mi cuerpo, pero no de mi presencia en sus recuerdos.
Cuando me toque a mí, no quisiera ser una estadística más, solo un caso fortuito sin dolor en los huesos o con los pulmones infectados de incredulidad.
Cuando me toque a mí, no quisiera pertenecer a una larga lista en redes sociales donde mi cuerpo no ha sido recogido por las autoridades competentes.
Cuando me toque a mí, aspiro a volver a creer en la humanidad, que en época de crisis, supimos tendernos una mano.
Cuando me toque a mí, quiero ser un grupo de cenizas que descansa en el mar que me vio nacer, que puedan volar a los lugares que su cuerpo siempre añoró y no sobre un grupo de personas que solo imploraban hacer con honor.
Cuando me toque a mí, quisiera recordar a Guayaquil, con los brazos abiertos, con los cuales siempre han cobijado a los migrantes y no dividida en clases sociales.
Cuando me toque a mí, ansío que podamos abrazarnos sin temor, que podamos temblar de gusto por reencontrar a la gente que se quiere.
Cuando me toque a mí, anhelo que nadie haya perdido sus empleos en la cuarentena, nadie merece vivir del día a día.
Cuando me toque a mí, espero que las mascarillas se vuelvan a usar solo para fiestas de disfraces y no para la vida diaria.
Cuando me toque a mí, aspiro a que la naturaleza ya no sufra el cambio climático, la economía se fortalezca y no se vuelva a despreciar al agricultor, a la limpieza y sobre todo a las batas blancas que sacrificaron su sueño, familia y salud por sus pacientes.Y, como muchos, hasta su propia vida.

___________________

*Viviana Garcés-Vargas, nacida en Salinas, es escritora y periodista. Pertenece al staff de loscronistas.org